miércoles, 29 de junio de 2011

LA NECESIDAD DE PONERLE FRENO ESTALLA

Las chicas y chicos que en la adolescencia hacen dieta o desarrollan comportamientos alimenticios de riesgo (comer de forma insana, ayunar o darse atracones) “arrastran” estos hábitos insanos hasta la juventud, lo que eleva su riesgo de sufrir anorexia, obesidad o bulimia. Esta es la principal conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores estadounidenses.

La ineficacia de la dieta "para la prevención de la obesidad en la adolescencia, las consecuencias negativas asociadas a los trastornos de la conducta alimentaria y la alta prevalencia de estos comportamientos han sido demostrados en estudios previos. Con este nuevo estudio se confirman estas evidencias, pero demostrando, además, que estas conductas continúan hasta la edad adulta".

En la sociedad actual, existe una necesidad flagrante de identificar los factores que predicen el uso continuado de estas conductas y su progresión hacia los trastornos de la alimentación (TCA). Es importante examinar los efectos del uso persistente de hacer dieta y de los malos hábitos alimentarios en el organismo y en la salud mental, como comer de forma compulsiva, más riesgo de depresión, entre otros.

Hay evidencias científicas que demuestran que “un 50% de las pacientes con anorexia nerviosa consigue recuperarse completamente; mientras que un 25% sigue manteniendo un poco de dieta el resto de su vida, el 15% lleva hábitos y conductas anormales y en un 10%, la enfermedad se cronifica".

Por este motivo, "los jóvenes preocupados por su peso deben contar con apoyos para seguir una alimentación saludable y mantener una actividad física sostenida a largo plazo. Está comprobado que el ayuno desencadena potenciales atracones de productos con alto contenido en grasas y calorías, lo que hace que, pese a la dieta, se acabe desarrollando obesidad a largo plazo. El uso de este tipo de comportamientos potencialmente dañinos, sugiere que su uso no es sólo una fase por la que atraviesan los adolescentes, sino que las dietas y las conductas de riesgo alimentarias precoces sientan las bases para su uso continuo en el futuro. En conjunto, los hallazgos sugieren la necesidad de realizar prevención temprana de estos comportamientos, así como realizar este mismo esfuerzo durante la adolescencia y la juventud.


 “Lo importante es erradicar la utilización de prácticas poco saludables para controlar el peso".

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