§ QUÉ
HACER ANTE UN NIÑO QUE NO COME.
- Descartar una enfermedad subyacente (inapetencia secundaria).
Ante un niño que no come, hay que
descartar un proceso patológico de base. Cuando es así, suele acompañarse de
dolor abdominal, fiebre, náuseas…, pero no siempre, consultar a su
médico-pediatra.
- Introducir alimentos nuevos de forma gradual.
Al principio de cada comida,
cuando el niño tenga más apetito. Si rechaza algún alimento, introducirlo en la
dieta con otro que guste más, y condimentarlo o modificar su textura,
para lograr una mayor aceptación (espaguetis con carne y verduras,
leche saborizada...). Cuando se ofrezca un alimento nuevo al niño, hacerlo de
forma atractiva, exponerlo repetidamente, hasta 8-10 veces.
- No utilizar los alimentos como premio o castigo.
No sólo es ineficaz para mejorar
su apetito, sino que interfiere en el aprendizaje de unos hábitos alimentarios
correctos. En algunos casos, es conveniente establecer normas
de conducta alimentaria. Hay que procurar, no perder la paciencia. El niño
inapetente es, a veces, un niño manipulador.
- Diversificar y enriquecer los alimentos.
Comer en pequeñas
tomas, incluyendo todos los tipos de alimentos. La dieta
variada estimula el apetito, cubre las necesidades y conforma hábitos
alimentarios sólidos para la edad adulta. Debe incluirse diariamente,
alimentos de todos los grupos, en proporción adecuada (véase pirámide). Es
aconsejable conocer los menús del colegio para complementarlos en casa. Es
recomendable, aumentar la densidad calórica y nutritiva de los alimentos en las
etapas que coexistan con inapetencia, utilizando alimentos para enriquecer
los platos como, clara de huevo, leche en polvo entera, almendras
trituradas etc.
- Distribuir regularmente las comidas.
Distribuir la comida en 5
tomas al día. Si el niño no come durante una comida, se debe esperar
hasta la siguiente con el fin de no perder el ritmo de horarios. Evitar
que el niño coma entre horas. El desayuno debe ser una verdadera comida e
incluir: leche u otro lácteo, cereales o tostadas con mantequilla y mermelada,
o un pequeño bocadillo. Un buen desayuno mejora el rendimiento intelectual y
la concentración de los niños. No está justificada la ingesta de leche
descremada en el niño sano. Los padres deben decidir qué alimentos va a tomar
el niño, pero debe ser éste el que decida cuánta cantidad quiere comer.
Controlar el horario de las comidas. Entre horas no debe tomar chucherías o
alimentos que puedan quitarle el apetito.
- Evitar alimentos poco nutritivos que quitan el apetito.
Una comida sana y equilibrada facilita la adquisición de hábitos alimentarios adecuados en la infancia,
que conformarán los hábitos en la edad adulta. En esta etapa, y mas aún si el
niño es inapetente, debe limitarse el consumo de bebidas refrescantes
azucaradas y de alimentos que reducen el apetito hacia los alimentos básicos:
productos de pastelería y bollería, chocolate, golosinas, snacks. En ningún
caso deben utilizarse bebidas alcohólicas durante la infancia. No prohibir de
forma severa ningún alimento ya que puede hacer más atractivo su consumo.
- Presentar los alimentos de forma atractiva.
Cuidar con esmero el acto de
comer, tratando de enriquecerlo con el mayor número de estímulos sensoriales
gratificantes. Los niños más mayores deben participar en la elección y
confección de su dieta, y en la preparación de la mesa. Si el niño tiene edad
suficiente, debe comer por si mismo, sin distracciones y en un tiempo prudente,
unos 30 minutos.
- Favorecer la actividad física.
El deporte moderado suele
aumentar el apetito, y potenciar el desarrollo psicomotor y psicosocial del
niño.
- Otras recomendaciones:
- Limitar el consumo de “calorías vacías” (golosinas, bebidas refrescantes, snacks…)
- En el almuerzo y la merienda, ofrecer bocadillos preparados en casa, frutas y productos lácteos. No abusar de los embutidos.
- El niño debe comer en la mesa con su familia (no antes ni después que los demás).
- La alimentación es un binomio indisoluble con el placer.
Al niño hay que enseñarle los
valores positivos de comer higiénico y sano, sin olvidar la forma de presentar
los alimentos y factores externos que influyen en la satisfacción, y
bienestar que proporciona la comida. La comida debe ser una experiencia grata.
Crear un ambiente relajado y familiar, sin gritos ni presiones. No se le debe
impedir comer como forma de castigo.
- El ejemplo de los padres como modelo de buena alimentación.
Muchas veces, es más efectivo que
decir las cosas de palabra. Los padres y las personas que se encargan de la
alimentación del niño deben tener una misma actitud frente a la comida, siempre
de tranquilidad y firmeza.
SI NO PUEDE CUMPLIR ESTOS CONSEJOS, CONSULTE A SU MÉDICO.
Puede descartar carencias
o subcarencias vitamínicas y minerales, que pueden causar anorexia, y
mejorar espectacularmente con un suplemento vitamínico mineral
durante un tiempo.