sábado, 23 de julio de 2011

¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!!

UN DÍA PARA TI, MADRE


Venga la risa a la casa,
huya de la casa el llanto,
hoy me ha dicho un angelito,
madre mía, que es tu santo
y te voy a regalar
lo que siempre has anhelado.

Ser más buena cada día
hacerte bien los recados
estudiar, ser obediente
y hacerte feliz en pago
de todo lo que trabajas
en la casa sin descanso.

Es por ti por quien se escriben mis versos,
es por ti que en silencio me das luz,
es por ti que has cargado con mi cruz,
es por ti por quien nunca caigo al suelo.

Es por ti por quien debo tantos besos,
es por ti por quien tengo un apellido,
es por ti por quien yo más necesito

despertar pues la vida es solo un sueño.

Es por ti por quien puedo enamorarme,
es por ti por quien plantó su semilla
la flor que da la Vida por Amor.

Es por ti por quien nunca se me olvida
que aunque el mundo se empeñe en asfixiarme
siempre estás para darme el corazón.


Madre mía querida, refugio de mi alma,
en este hermoso día te quiero ver reír,
no aumentes esta pena que se roba mi calma,
sonríe, que tu risa da ganas de vivir.

Dulce madre querida, consuelo de mis penas,
es a ti a quien entrego mis versos y mi amor,
a ti, que has inspirado mis versos más sentidos,
a ti, que eres la barca que salva mi temor.

Gracias por ser la mejor madre y esposa,
Acoge sin barreras nuestro corazón.


viernes, 22 de julio de 2011

LA OBSESIÓN DE COMER SANO

La ortorexia es la obsesión por la comida saludable y puede  devenir en un trastorno alimenticio.

¿El deseo de comer saludable puede ser perjudicial para el organismo? De acuerdo con Steven Bratman, médico alternativo estadounidense y autor del libro Health food junkies (Adictos a la comida sana), sí. Él definió este problema como 'ortorexia' (del griego orthos, correcto, y orexis, apetito) y lo encontró en quienes viven obsesionados con comer únicamente alimentos que consideran sanos. Y, aunque no se trata de un trastorno de la conducta alimenticia, como la bulimia o la anorexia, puede convertirse en un problema, si se lleva a los extremos.

Una persona saludable puede integrar en su dieta alimentos orgánicos, disminuir grasas y harinas, no comer ningún tipo de alimento procesado y preferir la comida preparada en casa sobre la que se consigue en restaurantes. Este tipo de conductas no representan un problema y, de hecho, reflejan buena salud.

Sin embargo, el lío está cuando se eliminan de manera radical las comidas y nutrientes importantes, sin buscar la asesoría de un médico o nutricionista. Los ortoréxicos se preocupan en exceso por la calidad de los alimentos y deciden, de forma arbitraria, eliminar lo que consideren nocivo. Estas decisiones pueden causar desnutrición o anemia, y convertirse en un desorden alimenticio .

Qué necesita el cuerpo

Claudia Angarita, directora del Centro colombiano de nutrición integral, asegura que "una persona que esté en su rango de peso ideal, necesita entre 1.800 y 2.000 calorías al día". Es decir, alguien sano debe consumir macronutrientes -proteínas, grasas y carbohidratos- a diario, que se encuentran en carnes, aceites vegetales y azúcares, para conseguir el aporte de calorías; así como fibra, minerales y vitaminas, que se encuentran en granos, leguminosas, frutas, verduras y cereales, para suplir las necesidades del organismo.

El problema surge cuando una persona, con la obsesión por comer sano, renuncia a las grasas (hasta las vegetales), planea todas sus comidas milimétricamente o revisa cada etiqueta para descartar el azúcar (así sea en mínimos porcentajes), pues puede experimentar una falta de nutrientes que el organismo necesita para su funcionamiento. Es allí cuando el rigor va en detrimento de la salud.

Más allá de una enfermedad física, detrás de la ortorexia hay un problema psicológico, caracterizado por una persona obsesiva, rígida y perfeccionista, que empieza a ser demasiado selectiva con su comida. "Se puede tratar de alguien saludable, pero en determinados casos, podría traer consecuencias negativas", dice Juanita Gempeler, directora científica del programa Equilibrio, dedicado al tratamiento de trastornos del comportamiento alimenticio y desórdenes relacionados.

Y estas consecuencias aparecen en la medida en que la fijación por los alimentos facilita el desarrollo de un trastorno, como la anorexia  o bulimia. Algunas señales de alarma son: la persona opta por un estilo radical de alimentación y restringe la ingesta de comida (no consume carbohidratos, grasas o carnes), se aísla de los otros para evitar las comidas que puedan ofrecerle, experimenta una pérdida significativa de peso y manifiesta sentimientos de culpa cuando come algo fuera de rigor.

En estos casos, si hay sospecha de un problema, se debe asistir a un tratamiento guiado por un especialista, donde se observan los rituales y se evalúa si realmente las porciones que establece la persona no son sanas. De acuerdo a eso, se determina alguna intervención. "Habría casos en los que no se necesita de ningún tratamiento", asegura Gempeler.

Ningún alimento es malo, así como ningún extremo es sano; la clave está en el equilibrio. La nutricionista Claudia Angarita recomienda que antes de hacer un cambio drástico en la alimentación, se haga una consulta al especialista. En la dieta se deben incluir todos los nutrientes de acuerdo con el estilo de vida. Recuerde que, como asegura la nutricionista, "la alimentación es un placer, no un sacrificio".

¿Ortoréxico yo?

El médico Steven Bratman apoya el diagnóstico de la ortorexia en estas preguntas: ¿Su forma de comer lo aísla de otros?, ¿se siente culpable cuando come algo no permitido por sus convicciones dietéticas?, ¿se preocupa más por la calidad de los alimentos que por el placer de comerlos?

Quienes respondan afirmativamente al menos una pregunta, pueden considerarse candidatos a la adicción por la comida saludable y es aconsejable que consulten a un psicólogo y a un nutricionista.


miércoles, 20 de julio de 2011

MEDICINA AL LÍMITE - CAP 1





martes, 19 de julio de 2011

CULPABILIDAD POR EL CUERPO

La mayoría de las mujeres se sienten culpables y avergonzadas de su cuerpo, sin necesidad de estar enfermas, ni padecer algún tipo de trastorno alimentario. Nadie está libre de esto, como llamado a no perpetuar a lo largo del tiempo las causas sociales y culturales que inciden.
 
El principal culpable de los trastornos alimentarios es la educación dada a las mujeres. Desde chicas han interiorizado que no pueden ser gordas, que deben mantener el control sobre su cuerpo y comer como un pajarito, y que es mejor que se las vea, a que se las oiga. Ser atractivas a inteligentes y pensantes. Todo porque las niñas buenas nunca dicen que no y tienen que tragarse los problemas. Es una lucha contra ellas mismas y todo lo que se les ha enseñado.
 
Otros de los responsables son: el canon de belleza existente, la herencia genética y la educación recibida. Cuando todo esto se manifiesta aparece esta enfermedad tan escurridiza, misteriosa y terrible.
 
Así, el problema no es la comida, que funciona como síntoma mientras el cuerpo, es el medio a través del que se expresan una serie de problemas muy profundos.
 
La dieta no saludable, las preocupaciones excesivas por el peso y forma corporal y la insatisfacción con el propio cuerpo han sido identificados como importantes factores de actitud y conducta específicos del trastorno, así como las influencias familiares y sociales, tales como copiar la conducta de amigos y el alarde de la sociedad de recalcar las figuras delgadas a través de los medios de comunicación masiva y el bajo nivel cultural.
 
Se identifican también otros factores de riesgo tales como la falta de afecto, el abuso físico y sexual, la intimidación, baja autoestima, dificultades para enfrentar el estrés y conflictos afectivos.
 
Aunque la incidencia y prevalencia de los trastornos alimenticios es baja, sus consecuencias pueden ser graves: aproximadamente entre un 25 y un 33% de los pacientes con anorexia o bulimia nerviosa desarrollan un trastorno crónico con complicaciones que pueden terminar con su vida.
 
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son un grupo de enfermedades que se caracterizan por la presencia de alteraciones en la forma de comer por exceso o por defecto, cuyo origen radica en conflictos psicológicos no resueltos, que hacen que el individuo que lo padece tenga la necesidad de mantener dicha conducta para sentirse mejor o aliviar su angustia.
 
Son muchos los factores que intervienen en su aparición. Por un lado, existen factores predisponentes, de tipo genético, social, familiar y personal, y, por otro, factores precipitantes. De la interacción entre ambos surge una insatisfacción personal y corporal que puede desembocar en un deseo de adelgazar.
 
Una vez iniciado el trastorno, las consecuencias derivadas del mismo lo mantendrán o agravarán (por ejemplo, el efecto de la desnutrición, los cambios en el entorno familiar, la alteración en el estado de ánimo o la sensación de logro y control).
 
Llegar a un diagnóstico de estas patologías no siempre resulta fácil; por ello, es recomendable observar la posible aparición de síntomas -que hagan sospechar el desarrollo posterior del trastorno- tales como pérdida de peso inexplicable, dejar de tener la menstruación, cambios bruscos de carácter (irritabilidad), pertenencia a grupos de riesgo, mayor sensación de frío que otros compañeros y preocupación excesiva por perder peso siendo personas delgadas (debido a una alteración en la percepción de la figura).
 
La pérdida de peso se autoprovoca a través de distintos mecanismos (restricción alimentaria y ejercicio intenso en la forma restrictiva, o provocándose el vómito y tomando laxantes o diuréticos en la forma purgativa). Además, se aprecia un trastorno endocrino que puede ocasionar falta de menstruación en la mujer e impotencia sexual en el varón.
 
En cuanto a la evolución, en aproximadamente el 50% de los casos de anorexia nerviosa se consigue la remisión completa, remisión parcial  en el 20-30% de los casos y el 10-20%  evolucionan a la cronicidad.
 
Las secuelas físicas más frecuentes a largo plazo son la pérdida de cantidad de hueso y el aumento del riesgo de fracturas algunas, espontáneas. Si la enfermedad ha comenzado al inicio de la pubertad, en la fase de crecimiento y desarrollo puberal, puede que la estatura final sea menor y que el desarrollo de las características sexuales se vea afectado.
 
El origen de las complicaciones son la pérdida de peso por consumir menos alimentos, aunque ocurra de forma lenta, provoca muchos problemas en la salud de estos pacientes. El cuerpo se intenta adaptar a estar situación de escasez de nutrientes, desarrollando mecanismos para compensar y disminuir así sus necesidades. Pero si esta situación crítica se mantiene, y no se trata de forma adecuada, puede causar graves secuelas con un agotamiento orgánico e incluso, a veces, la muerte.
 
En la bulimia existe una alternancia entre una ingesta compulsiva (atracones) y un período de restricción alimentaria y/o conductas dirigidas a controlar el aumento de peso debido a esa ingesta voraz. Existe un miedo extremo a engordar y a perder el control sobre la figura.
 
Para los enfermos, los atracones suponen una ingesta de forma abusiva que se realiza de forma oculta, con sensación de vergüenza si son descubiertos. Esta ingesta excesiva se contrarresta mediante la provocación de vómitos, ejercicio intenso, uso de laxantes o diuréticos y períodos de ayuno. En cuanto a la evolución, el 60% son de buen pronóstico, en el 30% hay una recuperación parcial y en un 10% el pronóstico es malo.
 
Las complicaciones de los vómitos continuos en los pacientes con bulimia ocasionan que el contenido acido del estómago permanezca más tiempo en contacto con el esófago y con los dientes, que no están preparados para ello. Los dientes, sobre todo, la parte interna de los superiores, se deterioran, pierden el esmalte, desarrollan caries y se caen. Además los vómitos repetidos y los esfuerzos realizados contribuyen a desarrollar hernia de hiato (parte del estómago pasa al lugar del esófago), con inflamación del mismo, lo que ocasiona ardor y malestar gastrico. Aunque no es frecuente, puede haber roturas del esófago y del estómago que, si no se tratan a tiempo, pueden ser mortales.
 
Se estima que en un 20-30% de los pacientes cambia el diagnóstico (de AN a BN o de BN a AN) a lo largo del tiempo, debido a baja autosuficiencia o autonomía, elevadas críticas paternas, abuso o dependencia de alcohol.
 
En el trastorno por atracón, se producen al igual que en la bulimia, consumos de grandes cantidades de alimentos con una absoluta falta de control sobre la ingesta durante el episodio. En este caso no aparecen conductas compensatorias, por lo que se llega a alcanzar en ocasiones un gran aumento de peso y obesidad, hipertensión arterial y problemas con el colesterol.
 
 
  Secuelas y complicaciones
 
El menor peso en el momento del diagnóstico, la larga duración de la enfermedad, el mayor número de hospitalizaciones y el consumo elevado de alcohol, están relacionados con el aumento de la probabilidad de muerte.
 
Las causas más comunes son: arritmias cardíacas por alteración de electrolitos (como el potasio) en caso de vómitos repetidos, situación que empeora si hay abuso de diuréticos o laxantes y el suicidio a causa de una salud mental deteriorada.
 
Para el tratamiento de estas enfermedades es indispensable contar con la colaboración de la familia y debe llevarse a cabo por profesionales especializados en las complicaciones médicas, psicológicas, sociales y familiares que puedan surgir.
 
Se comienza ayudando al paciente a trabajar diferenciando sus pensamientos sanos de los enfermos, para poder espantar a estos trastornos alimentarios, compañeros que hay que evitar, teniendo en cuenta que el mayor enemigo no es el cuerpo, sino las emociones negativas, y sobre todo el silencio.

LA CLAVE ESTÁ EN LA PREVENCIÓN Y DETECCIÓN PRECOZ

Una unidad de trastornos alimentarios que dispense a los pacientes un tratamiento integral, sin esperas interminables, sin traslados y sin necesidad de recurrir a la sanidad privada para conseguir una terapia que aborde la enfermedad desde todos los ángulos. Es la reclamación de partida con la que nace la Asociación para la prevención y ayuda de los trastornos del comportamiento alimentario (Apatca), una agrupación leonesa que nació el pasado mayo con el reto por delante de reivindicar servicios para los pacientes con anorexia y bulimia.

Desde entonces son ya una veintena las familias que se han adherido a la asociación, que tiene su sede en Padre Isla (teléfono de contacto 638824312). Su presidenta, Yolanda Gago, reconoce que las familias viven auténticos dramas. «Esta enfermedad es muy difícil de entender. Yo soy médico y aún así me costó mucho y me vi muchas veces sola para soportar todo esto». Por eso, en cuanto su familia venció la enfermedad, Yolanda Gago se vio en la obligación de ayudar a otros padres, abuelos y hermanos que pasan ahora por ese trance.

«Lo que hacemos es asesorarles en los primeros pasos. Es muy importante que la enfermedad se diagnostique y se trate cuanto antes. Les ofrecemos una primera valoración médica y psicológica», explica Yolanda. En la actualidad, León no dispone de una unidad de trastornos alimentarios, una de las grandes reclamaciones de la asociación. «A los menores se les trata en la unidad de psiquiatría infanto-juvenil, que aglutina todo tipo de trastornos y están desbordados. Y a los adultos en salud mental, donde también están mezclados con todo tipo de patologías. Además, si un menor tiene que ser hospitalizado lo trasladan a Valladolid», explica Yolanda. La unidad especializada a la que aspira la asociación no es otra cosa que un equipo formado por psiquiatras, psicólogos y endocrinos con estancia hospitalaria.

Yolanda reconoce que, a día de hoy, los trastornos alimentarios siguen siendo los grandes desconocidos incluso para la clase médica. «Quizá es desinformación, no lo sé. Pero en el caso de los médicos generales o los ginecólogos, por ejemplo, cuando detectan una amenorrea en estas niñas muchas veces ponen un tratamiento hormonal en vez de remitirlas a salud mental. No son conscientes del problema, aunque la paciente llegue ya muy delgada», reprocha.

La asociación asegura que la falta de una unidad especializada ralentiza los tratamientos. «La frecuencia es muy inferior. Por ejemplo, la terapia psicológica debería ser cada dos semanas y se hace cada más de un mes. Al final tienes que recurrir a la sanidad privada y no todo el mundo se lo puede permitir».

sábado, 16 de julio de 2011

MI PERRITO "PEKY"

Es un perrito muy lindo, cariñoso, fiel, juguetón. Le encanta enterarse de todo, asomarse por las ventanas, sentarse en un banco para ver pasar gente y saludar a sus conocidos, que son muchos. Constantemente aspira a ser el centro de atención de todos, consiguiendo su objetivo en múltiples ocasiones. Muchas veces, cuando siente que algo no va bien al detectar algo raro en el ambiente o en las personas, emite un gruñido chulesco, con aires retadores, que en el fondo enmascara un gran pánico interior. Es un "miedica" pero va de chulo para disimular. Cuando quiere conseguir algo, como que lo saquemos a pasear o que le rasquemos la tripita, opta por dejar caer un llanto seco y tímido, con intención de dar penita para conmovernos y así conseguir su propósito. Casi siempre logra persuadirnos, ¡es tan rico! Lo da todo por nosotros, así que sería injusto que no le pagáramos con la misma moneda. Además, él da mucho más de lo que pide a cambio y, si alguna vez lo hemos ignorado para educarlo a no ser caprichoso, pronto cede en su insistencia y, muy sumiso, agacha las orejitas y se tumba en silencio, asimilando la negativa con resignación.

Es un cielo de perrito, nunca deja que estemos separados en la casa. Le gusta ver a la familia completa y, ante alguna baja, ya no queda a gusto, se mantiene en alerta, suspicaz, ante la determinada ausencia.

En definitiva, es el juguete de la casa, el que nos alegra todos los días, nos induce a adoptar unos hábitos de vida más saludables: paseos, relaciones sociales con otros perros y sus dueños, mayor motivación y bienestar psicofísico y social. Por todo esto, es uno más de nuestra familia, y no sería fácil imaginar un día sin él. Todos te queremos "PEKY", y ya nos demuestras día a día que tú también a nosotros, sin necesidad de mediar palabra. Un besito, ¡mi gordo!


AMOR ANIMAL

MUERTE PREMATURA EN LOS TCA

Sufrir anorexia aumenta unas cinco veces el riesgo de muerte y, padecer bulimia u otro tipo de desorden alimentario, lo duplica; según un estudio realizado por investigadores de la Loughborough University, en Reino Unido, publicado en 'Archives of General Psychiatry'.

La causa del fallecimiento de estos pacientes no está siempre clara. Sin embargo, entre los pacientes con anorexia que mueren, uno de cada cinco casos es un suicidio. Las otras muertes son atribuidas a los brutales efectos orgánicos que tienen los desórdenes alimentarios cuando se sufren durante mucho tiempo.

Según el líder de este estudio, Jon Arcelus, "por supuesto, los desórdenes alimentarios tienen serias consecuencias físicas". Este estudio "no pudo identificar cuántas personas morían, pero no hay duda de que las razones que había detrás estaban relacinadas con problemas físicos de la enfermedad", apunta.


Los investigadores llevaron a cabo un meta-análisis de 36 estudios publicados entre 1966 y 2010, que incluyeron a 17.000 personas con este tipo de trastornos, de las que murieron un total de 755.

Sus análisis mostraron que cinco de cada 1.000 personas con anorexia fallecían cada año, lo que es cinco veces más de lo que se podría esperar para un grupo similar formado por personas de la población general, sin desórdenes alimentarios. Entre aquellas personas con bulimia u otros desórdenes alimentarios, la tasa de muerte fue el doble de la esperada, en comparación con personas sin trastornos alimentarios

domingo, 10 de julio de 2011

ALOPECIA FEMENINA

La alopecia es, fundamentalmente, un problema de los hombres; pero, aunque en menor medida, también de las mujeres. Según estudios, afecta a un 30% de las mujeres entre 40 y 60 años, y a un pequeño porcentaje entre los 20 y 30 años.

 El 57% considera que para las mujeres es más tabú que para los hombres. Hay menos mujeres con problemas de pérdida del cabello  y, sin embargo, para ellas es una cuestión tabú. Según una encuesta realizada a 1.000 mujeres españolas entre los 20 y los 60 años de edad, un 54% de las encuestadas reconoce que es una cuestión de la que se habla poco porque resulta incómoda. En concreto, el 57% considera que para las mujeres es más tabú que para los hombres.

La excesiva importancia de la imagen femenina es el principal motivo para no hablar de la alopecia. En segundo lugar, aparece la vergüenza, seguido de la baja autoestima.  Destaca el cuarto lugar que ocupa el desconocimiento como una de las razones para considerar este tema tabú. Dentro de este desconocimiento, un porcentaje de las encuestadas considera que la alopecia se asocia con una enfermedad; mientras que, un porcentaje menor, la relaciona con poca higiene.


Causas de la calvicie femenina

Las causas principales de la alopecia en mujeres son la predisposición genética, una variación en los niveles de las hormonas endocrinas y el paso de los años. Pero hay más:
  • Ruptura del cabello, por tratamientos o anomalías presentes desde el nacimiento.
  • Enfermedades de la piel que llevan a cicatrización de los folículos pilosos
  • Anomalías hormonales, como demasiada testosterona o demasiada o poca hormona tiroidea.
  • Deficiencia de hierro.
  • Medicamentos como la quimioterapia.
  • Sífilis.
  • Muda temporal del cabello, tras una enfermedad grave, una cirugía o un embarazo.
  • Deficiencia vitamínica.
  • Otras
Es una pena que nuestra sociedad sea tan materialista, vana, superficial. Ese culto al cuerpo que rebasa los márgenes de la normalidad, llegando al terreno de la obsesión. ¿Acaso somos menos femeninas por padecer una calvicie, que puede tener una etiología muy diversa, ajena totalmente al sexo?. Dejemos de hacer inferencias absurdas. La alopecia no es un problema aislado del hombre y debe tratarse con el mismo respeto que la obesidad, el hirsutismo, la halitosis o cualquier otra patología estigmatizada socialmente.

Por último, hago redundancia, siempre desde mi humilde y sincera opinión, de la importancia de la esencia.

 


 La feminidad nace del alma de la mujer y no se queda en una simple apariencia”.

sábado, 9 de julio de 2011

Las emociones pueden afectar la neurogénesis en el hipocampo

En un estudio que se publica en la revista Molecular Psychiatry  se muestra cómo las emociones afectan a la memoria. En una situación de miedo, la amígdala induce en el hipocampo la generación de nuevas neuronas. La formación de estas nuevas neuronas podría estar relacionada con el hecho de que los eventos emocionales se recuerdan de manera mucho más potente que las experiencias diarias y, además, durante más tiempo.

Para comprobar cómo las emociones pueden afectar a la neurogénesis en el hipocampo, los autores de este trabajo se centraron en la amígdala basolateral, la región que se encarga de las emociones negativas, como el estrés, la ansiedad y el miedo. Los resultados muestran que la entrada de la amígdala produce en el hipocampo la formación de nuevas neuronas a partir de una población única de células madre neurales. El hallazgo tiene importantes implicaciones para el trastorno de estrés postraumático (TEPT) -caracterizado por la presencia de síntomas derivados de la rememoración excesiva de una situación catastrófica o agente estresante, con las consiguientes actitudes evitativas, hiperactividad simpática, defectos de atención y concentración, ansiedad, irritabilidad-  y otros problemas causados por la regulación defectuosa de la memoria emocional.



30/06/2011

viernes, 8 de julio de 2011

RIESGO DE DETERIORO COGNITIVO A LOS 10 AÑOS DE UN TCA

El director del ITA, Gustavo Faus, ha recordado que a nivel general se estima que el 6% de la población de entre 12 y 22 años padece algún tipo de trastorno alimentario, ya que el 1% sufre anorexia, el 2% bulimia y el 3% algún otro trastorno no específico.

Faus ha explicado en rueda de prensa que en el estudio se han comparado pacientes de inicio reciente del trastorno con otros de larga duración tratados en el centro, y que se ha visto que al cabo de este tiempo a los problemas de exclusión social, de relación y aislamiento familiares y laborales, se suman problemas cognitivos. Ha añadido que la desnutrición y la malnutrición que provocan los vómitos y las conductas que conllevan los transtornos de la alimentación como la anorexia y la bulimia podrían ser la causa de estas deficiencias cognitivas.

Ante estos resultados, el centro ya trabaja también en los problemas cognitivos en este tipo de pacientes, para ver si se recupera la capacidad visioconstructiva y las funciones ejecutivas que también pierden los pacientes tras años de padecer estos transtornos de la alimentación.
Al presentar el informe, se ha destacado además que el 15% de los pacientes de la unidad infantil y juvenil del ITA presentan trastornos de conducta como agresividad, adicciones o conflictividad familiar, social o escolar que dificultan su tratamiento y curación si no se tratan también.

En el centro se ha visto igualmente que los programas personalizados y que tienen en cuenta el perfil del paciente dan mejores resultados porque se mejora la adherencia al tratamiento, y que por ello distinguen entre personas impulsivas y las introvertidas y retraídas a la hora de marcar una pauta terapéutica.

También se ha visto que el tratamiento global aumenta la adherencia a la terapia y el mantenimiento de la motivación al cambio durante un período de tiempo más largo, lo que supone una reducción significativa de las altas voluntarias de personas que abandonan el tratamiento.

jueves, 7 de julio de 2011

"Un plato que se sirve frío", el día a día en la lucha contra la anorexia

La joven arnedana Verónica Lezana es la autora del libro 'Un plato que se sirve frío', que presentó ayer junto a la escritora Espido Freire y la presidenta de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia, Gloria Martínez. Lezana es licenciada en Bellas Artes, por lo que se ha encargado también de la maquetación e ilustraciones del libro, aunque las imágenes son las que ella misma dibujaba para luchar contra la enfermedad.
«Cuando me diagnosticaron anorexia, mi mundo y el de todas las personas que tenía a mi alrededor, se nos vino encima. Hasta que no comprendí que la enfermedad que padecía era capaz de engañar a todos, pero sobre todo a mí misma, no pude empezar a luchar contra ella», afirma la autora. Así que cuando reconoció que padecía la enfermedad, comenzó a escribir los diferentes sentimientos, obsesiones y angustias que le absorbían cada día. Estas están exactamente plasmadas en su libro, que da una visión muy íntima y precisa de lo que padeció.
«Es como si la enfermedad fuese mi compañera de piso, que estaba en mi cabeza y la tenía que echar. La lucha para echarla, la hacía mientras escribía, así me empecé a dar cuenta de que mis pensamientos eran absurdos, pero que no podía dejar de tenerlos. Al escribir lo veía más claro», explicó Verónica. Todas sus anotaciones las compartía con su psicóloga, quien le animó a publicar el libro, y así poder ayudar a otras personas en la misma situación.
Pero centrarse en el trastorno de alimentación es quedarse en la superficie del problema. Como explicó Espido Freire, quien mostró su apoyo incondicional tanto a Lezana como a la asociación: «La comida no es el problema, es el síntoma. Y el cuerpo es el medio a través del cual se expresan una serie de problemas muy profundos. Se muestran a través de la angustia, de la ansiedad, de la melancolía, de la tristeza profunda. El enemigo no es el cuerpo, son las emociones».
La escritora argumentó alguno de los hechos que provocan estos conflictos: «Se ha considerado durante mucho tiempo que el cuerpo de la mujer se podía modificar a voluntad: operar, disminuir, encorsetar... Desde que se unificó y se popularizó la ropa confeccionada, ha sido el cuerpo de la mujer el que se tenía que adaptar a ella. Son pequeños cambios que implican reflexionar», dijo Espido Freire.

LAS FRASES

VERÓNICA LEZANA
«Al escribir me distanciaba un poco de mis pensamientos, y era capaz de diferenciarlos mejor»
ESPIDO FREIRE
«No hay un sólo culpable. Es una enfermedad multifactorial»

viernes, 1 de julio de 2011

ANOREXIA NERVIOSA. SINTOMATOLOGÍA

Quizás más que en ninguna otra enfermedad, los síntomas que llevan a sospechar la evidencia de un trastorno alimenticio y por ende anorexia, son muy claros y fáciles de detectar.

Una persona que estando en su peso empieza a hacer dieta, a eliminar ciertos alimentos o utilizar mecanismos purgativos, a practicar un exceso de deporte y que empieza a sentir una atracción fatal con la báscula, no es más que el primer síntoma de una búsqueda sin sentido de un menor peso corporal, y por tanto, el síntoma más evidente de que hay una disfunción entre la realidad y el mundo soñado.

La distorsión de su imagen, que lejos de verse reflejada correctamente pese a la pérdida de peso, refleja una imagen de sobrepeso, y por tanto,  de pánico a la obesidad. Si a ello añadimos otros trastornos secundarios como la oligo-amenorrea (falta del ciclo menstrual o una irregularidad tremenda del mismo), tendremos evidencias de que la anorexia se ha hecho dueña de esa persona, y podrá ser diagnosticada tanto por su entorno familiar como en cualquier centro médico.

Otros síntomas menores pueden ser las variaciones térmicas del paciente, ya que a menor peso, menos calorías tiene el cuerpo para enfrentarse a los rigores climáticos, y es normal que sus sensaciones, especialmente respecto al frío sean constantes.

En algunos casos se ha dado tendencia a la
hiperactividad, si bien no detectada como enfermedad sino como estímulo provocado por el enfermo para evitar la inactividad y por tanto la posibilidad de que su organismo no queme las pocas calorías ingeridas.

Es frecuente que los afectados presenten irritabilidad, alteraciones en la conducta del sueño y frecuentemente van ligados a algún tipo de depresión u otros trastornos emocionales.

De forma ocasional también pueden aparecer otros síntomas no específicos y consecuencia de problemas añadidos a esta mal nutrición, como pude ser el estreñimiento, palidez extrema de su pigmentación,  e incluso la  pérdida de las uñas o el cabello.

UNA CRÍTICA DE NATURALEZA SOCIAL

Ser o estar anoréxico no es una forma verbal, ni un modo de hablar. Verter palabras y señalar con el dedo se ha convertido en un pasatiempo de orden mundial, y es ahí donde los aludidos o los señalados deben ser ciegos pese a ver, ser sordos pese a escuchar, y hacerse los locos pese a estar muy cuerdos. Hoy en día la anorexia es una lucha entre el afectado u afectada, una sociedad aburrida y una familia desesperada. Los jóvenes de hoy, muy preparados, con cursos de cualquier disciplina, post grados, sabedores de idiomas, habituados a la tecnología, y que navegan por la red, son un  prodigio de vulnerabilidad, ya que el acceso a tanta información, la presión sobre su nivel de estudios, y un mercado laboral esquivo, hacen que una gran parte de ellos coquetee con la depresión y los ansiolíticos cuando deberían estar disfrutando de la vida.

No sé a quien compete  la revisión de los valores a transmitir a los jóvenes, ni sé que organismo debe velar por su seguimiento, pero lo cierto es que la anorexia ya es un problema mundial, de la sociedad golosa, de la sociedad de consumo, del primer mundo en definitiva, y por tanto…este mismo mundo debe encontrar la medicina para que tantos adolescentes y personas vulnerables, con cierta predisposición genética, no sean víctimas de una trampa creada entre la publicidad, la moda, el dinero y el deseo de reconocimiento o fama.

Estar gordo no es de recibo en una sociedad bien informada y con tantos niños que pasan hambre, y lo mismo al contrario, estar anoréxico no es un estado óptimo para las personas que viven en un mundo desarrollado y con acceso a los alimentos y a la medicina. Sin embargo, ¡basta ya de cánones de belleza! Lo importante no es estar gordo o delgado, sino estar sano, saludable. Recordemos que la salud se define como un estado de equilibrio psicofísico, y no sólo como el concepto negativo de ausencia de enfermedad.

Dejemos de señalar con el dedo, de crear estigmas sociales, ... ¿acaso somos más que los demás? Que nuestros logros y aspiraciones en la vida no queden englobados en la obtención y mantenimiento de un cuerpo cuasiperfecto. ¡Desnudemos nuestro interior!

Por último, me dirijo a quienes se hayan podido sentir víctimas de la crueldad verbal de determinados grupos sociales, seres desalmados que disfrutan con el daño ajeno. Para que seamos capaces de volvernos sordos ante ese tipo de insultos y calumnias, así como capaces de recordar lo siguiente:

"Nadie merece tus lágrimas
 y, quien las merezca, no te hará llorar"