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EL DOLOR EN LOS PACIENTES CON CÁNCER
Concepto de dolor
El dolor se define como una
experiencia sensitiva y emocional desagradable que es vivida y expresada por
cada paciente de manera diferente. En el caso concreto del cáncer, el dolor
puede llegar a convertirse en el problema más importante para estos
pacientes.
¿Es bueno
aguantar el dolor?
El dolor
repercute de forma muy negativa sobre las funciones del paciente, produciéndole
insomnio, disminución del apetito y limitación de su actividad física y social
habitual. Como consecuencia, disminuye su calidad de vida.
Ningún
paciente debe sufrir dolor innecesariamente. Los conocimientos médicos actuales
y los tratamientos farmacológicos disponibles permiten controlar el dolor
con éxito en la mayoría de los pacientes.
Ante la aparición o
empeoramiento del dolor debe hacérselo saber a su médico o enfermería cuanto
antes, le ayudarán a evitar un sufrimiento innecesario.
¿Cuales son las
causas del dolor?
Un paciente con cáncer puede
tener dolor a causa del tumor o de las metástasis porque dañan o presionan las
estructuras del cuerpo en donde están localizados (músculos, huesos, órganos,
vasos sanguíneos, nervios...). También pueden causar dolor los distintos
tratamientos como la cirugía, la radioterapia o la quimioterapia.
Los pacientes oncológicos, como el resto de la población, también pueden sentir dolores de otros tipos que nada tienen que ver con su cáncer (por ejemplo: jaquecas, artrosis, infarto, cólico nefrítico, apendicitis...).
¿Qué tipos de
dolor puede tener un paciente?
Según la estructura dañada o
comprimida por el cáncer o sus metástasis pueden existir tres tipos:
- Dolor somático: se origina a nivel de la piel, de los músculos o de los huesos.
- Dolor visceral: se origina por daño o presión de órganos o vísceras como hígado, estómago, intestino, páncreas, riñón etc.
- Dolor neuropático: la afectación tiene lugar a nivel del sistema nervioso (médula, nervios...). Ejemplo: dolor ciático.
Según su
intensidad: se diferencia entre dolor leve, moderado o intenso.
Puede ocurrir que sobre un dolor constante de intensidad leve o moderada aparezcan picos de dolor de mayor intensidad.
Puede ocurrir que sobre un dolor constante de intensidad leve o moderada aparezcan picos de dolor de mayor intensidad.
Es
relativamente frecuente que el paciente con cáncer tenga más de un tipo de
dolor y que cada uno tenga unas características diferentes (diferente
intensidad, horario de presentación, etc).
Conocer todos los detalles
del dolor será de gran utilidad a su médico para elegir el tratamiento
adecuado.
¿Por qué no se
trata adecuadamente el dolor?
Existen barreras que impiden o
dificultan en muchos casos un buen control del dolor. Estas barreras pueden
encontrarse en el paciente, en sus familiares y en los profesionales
sanitarios.
- Barreras que presentan los pacientes o sus familiares
- Barreras que presentan los pacientes o sus familiares
Están originadas por una serie de
temores infundados, entre ellos los más frecuentes son:
- Temor
del paciente a hablar del dolor.
Hay pacientes que relacionan el dolor
con un empeoramiento de la enfermedad. Esto no tiene por qué ser así, muchas
veces el dolor surge como consecuencia de los tratamientos que se están
aplicando para el tumor o a causas distintas del cáncer.
- Miedo
a la adicción.
Es posible encontrar pacientes o
familiares que sienten temor a comenzar un tratamiento con opioides (por
ejemplo morfina). Sin embargo, es prácticamente imposible que un paciente que
controla el dolor con opioides se vuelva adicto.
No tenga miedo a volverse adicto a los
opioides. Es muy difícil que esto le pueda suceder.
- Miedo
a acostumbrarse al analgésico.
Hay pacientes y familiares que creen
erróneamente que si toman medicamentos analgésicos con frecuencia dejarán de
hacerle efecto.
Solo en algunos pacientes puede
disminuir un poco su eficacia. Si se presenta, usualmente basta con pequeños
aumentos en la dosis o con un cambio en el tipo de analgésico utilizado para
conseguir de nuevo el efecto deseado.
No tenga miedo a acostumbrarse a los
analgésicos y que dejen de hacerle efecto. Con pequeños cambios en la dosis o
en el medicamento su médico lo solucionará.
- Miedo
a los efectos adversos de los analgésicos.
Los analgésicos, al igual que la mayoría
de los medicamentos, pueden ocasionar efectos adversos no deseados pero,
prácticamente en su totalidad, se pueden prevenir o evitar.
- Barreras a nivel de los profesionales sanitarios
- Inapropiada
evaluación del dolor.
Puede ocurrir que el médico o la
enfermera no realicen una correcta evaluación del dolor.
- Creencias
erróneas de algunos profesionales.
Algunos profesionales de la salud
(afortunadamente cada vez son menos) consideran el dolor como un síntoma más de
la enfermedad y no le otorgan la importancia que realmente tiene.
- Falta
de coordinación entre profesionales.
El tratamiento del dolor requiere un
ajuste y control de los medicamentos empleados. Por lo que, además del
tratamiento desde Oncología, es necesario un control desde Atención Primaria.
- Sobrecarga
laboral.
En ocasiones los médicos están
sobrecargados. Por esta razón, si el médico no pregunta sobre el dolor, el
paciente debe tomar la iniciativa y exponerle todos los detalles sobre su
dolor, reclamando así su atención a este respecto.
Si su médico no le pregunta o no le da
importancia a su dolor, hágale saber lo importante que es para usted. Es mejor
atajar el problema en su comienzo. No espere a que su situación se haga
insostenible. Su médico también sabrá entenderlo así.