sábado, 22 de octubre de 2011

RELACIÓN ENTRE TRASTORNO DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA Y ABUSO SEXUAL

Por si no fueran suficientes las tristes consecuencias que padece un niño sometido a abusos sexuales, las secuelas de esta situación se prolongan en los años. Se ha comprobado científicamente que un tercio de estos niños sufre trastornos alimentarios en la adolescencia e, incluso, en su etapa adulta.

De estos niños, según las estadísticas, un 12% acaba padeciendo anorexia, un 37% bulimia, y más del 50%, trastornos alimentarios inespecíficos. Según los psiquiatras, la razón de esta actuación es diversa, pero se centra esencialmente en el rechazo.

Los que padecen anorexia quieren evitar otro contacto sexual futuro, provocando rechazo y desagrado; los que sufren bulimia, sienten, más que nada, rabia hacia el abusador y adoptan esta actitud con la idea de no resultar atractivos, sexualmente hablando.

Además, hay otro componente: un niño siente que no ha podido controlar que abusaran de él en el sexo pero, en cambio, cuando es adolescente sí puede controlar su relación con la comida. De esta manera, opta por algo tan peligroso como querer demostrar su poder decidiendo si come o no, y cómo lo hace. En el fondo, es la manera por la que optan como medio de rebelarse.