domingo, 11 de septiembre de 2011

ALTERACIONES DEL SISTEMA DIGESTIVO DURANTE EL SUEÑO

Los trastornos del sueño se dan en alrededor del 12-25% de la población general y a menudo se asocian con estrés relacionado con alguna situación, enfermedad, envejecimiento o tratamiento con fármacos.

La enfermedad física, el dolor, la hospitalización, las drogas, así como la repercusión psicológica de una enfermedad, pueden alterar los patrones de sueño.

La falta de sueño afecta de manera negativa al humor y al desempeño de las tareas diarias. En la población general, el insomnio persistente se ha asociado con un riesgo mayor de desarrollar ansiedad y depresión.

El sueño y el dolor parecen estar relacionados. Numerosos estudios epidemiológicos han descrito sueño patológico en pacientes que sufren diversas alteraciones dolorosas, y parece lógico que el dolor pueda alterar el sueño. También puede ocurrir que la falta de sueño exacerbe el dolor. Los síntomas gastrointestinales nocturnos son frecuentes.

El signo nocturno más frecuente, sin duda, es el dolor epigástrico en pacientes con úlcera péptica, con dolor retroesternal y pirosis. Otro síntoma causante de dolor y de trastornos nocturnos es el reflujo gastroesofágico (RGE), con un dolor parecido a la angina de pecho, que se puede acompañar de tos y jadeo. Estos síntomas son frecuentes, pero poco considerados para el tratamiento de este cuadro. Los síntomas más frecuentes que pueden interrumpir el sueño suelen ser: dolor torácico, disnea y regurgitación, dolor abdominal, diarrea e incontinencia fecal; pueden ocurrir con el RGE, la úlcera péptica, la proctalgia fugaz, la enfermedad de Crohn, el síndrome del intestino irritable (SII) y otras enfermedades sistémicas, como la diabetes con diarrea en la enteropatía diabética.

Pero casi todo el aparato digestivo, desde la boca hasta el esfínter anal, puede generar dolor e interferir en el sueño, así como diversas patologías no intestinales que se pueden confundir con dolores de origen digestivo y que se suelen presentar con mucha frecuencia durante el sueño.


BASES FISIOLÓGICAS

La interacción entre el sistema nervioso central (SNC) y el sistema nervioso entérico (SNE) se ha llamado el eje entérico encefálico. El SNE es una red neuronal compleja, que recorre todo el tubo digestivo y puede iniciar de forma independiente una actividad motora coordinada, así como responder a las necesidades del sistema digestivo.

El SNE y el SNC tienen un ciclo de actividad de aproximadamente 90 minutos de duración. Durante el sueño, la actividad del SNC se refleja en el ciclo REM-No REM y la del SNE se refleja en el complejo motor migratorio (MMC); estos dos sistemas se gobiernan de forma independiente.

El sueño afecta a la fisiología gastrointestinal y altera la función de los esfínteres inferior y superior del esófago, el vaciado gástrico y algunos de los mecanismos de protección del esófago y el estómago contra los efectos del ácido.

La función más importante del esfínter esofágico inferior (EEI) es servir de barrera antirreflujo; la función del esfínter esofágico superior (EES) es impedir la regurgitación del contenido gástrico en el esófago e impedir la entrada de aire durante la respiración


TRASTORNOS DE LAS CONDUCTAS ALIMENTARIAS Y SUEÑO

Los pacientes con anorexia y bulimia pueden tener episodios de insomnio y sueño fragmentado; igualmente, un trastorno alimentario puede producirse como consecuencia de un trastorno del sueño. Se han descrito últimamente dos trastornos del sueño: síndrome de comida nocturna (NES, del inglés: “night eating síndrome”) y el trastorno de comida relacionada con el sueño (SRED, del inglés: “sleep related eating disorder”).

No se han encontrado trastornos específicos del sueño en los pacientes con anorexia y bulimia, salvo un aumento leve del sueño lento y una reducción de la fase REM en anoréxicos y bulímicos de peso normal.

El NES consiste en un trastorno en el que se observa insomnio, ingesta alimentaria descontrolada y anorexia al día siguiente; también se define el NES de otro modo: consumo de más del 50% de la energía diaria después de la cena, despertar al menos una vez por noche y repetición de esta conducta durante al menos tres meses. Los pacientes no presentan amnesia, ni alteraciones de la vigilia, ni otros trastornos del sueño. No existe modificación del sueño, salvo el mantenimiento de éste. La prevalencia de este trastorno se estima en un 1,5% de la población general.

El SDER también se caracteriza por despertares con ingesta compulsiva, pero en este caso los despertares se asocian con una conciencia disminuida y alteraciones del sueño, frecuentemente sonambulismo. Los enfermos no refieren hambre, dolor abdominal, náuseas o hipoglucemia; este trastorno se asocia con frecuencia con bulimia diurna.

En conclusión, el NES se considera un trastorno alimentario estricto, y el SDER, un subtipo de trastorno del sueño.