jueves, 8 de septiembre de 2011

NUTRICIÓN Y TDAH

INTRODUCCIÓN

El trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) es un síndrome conductual heterogéneo, con una prevalencia estimada del 5-9% de la población pediátrica, que se caracteriza por una falta de atención, hiperactividad e impulsividad asociadas a un deterioro psicológico, social y educativo. Además, un porcentaje variable de pacientes presenta trastornos comórbidos que complican el diagnóstico y la eficacia del tratamiento.

El tratamiento multimodal del TDAH combina la intervención psicosocial con la farmacoterapia, que, generalmente, supone la administración a largo plazo de medicación psicoestimulante. En nuestro país, el metilfenidato (MTF) en sus distintas modalidades farmacocinéticas (liberación inmediata y modificada) es el único fármaco psicoestimulante disponible.

El MTF posee una contrastada eficacia frente a los síntomas cardinales del TDAH y su comorbilidad, aunque existe cierta controversia respecto a una potencial influencia negativa del fármaco sobre el crecimiento de estos pacientes. Por otra parte, es conocido cómo una situación de malnutrición calórico-proteica mantenida afecta a la capacidad cognitiva y, más concretamente, a las funciones ejecutivas, como consecuencia de alteraciones estructurales o funcionales en la maduración cerebral.

Este virtual efecto deletéreo de la malnutrición sobre la capacidad cognitiva, junto con el conocido efecto ‘anorexizante’ del MTF, justificarían el interés por conocer la situación nutricional de estos pacientes, tanto en el momento del diagnóstico como a lo largo del tratamiento con MTF.

Así, en diversos estudios de evidencia clínica, se ha realizado un análisis evolutivo de las variables antropométricas de un grupo de pacientes diagnosticados de TDAH con el objetivo de determinar la repercusión del tratamiento con MTF de liberación osmótica.


DISCUSIÓN FINAL

En la práctica clínica, parece haberse asumido que los efectos de los preparados psicoestimulantes, y concretamente del MTF, sobre la curva pondoestatural son un fenómeno transitorio que se atenúa con el tiempo; posiblemente, en gran medida, porque estos efectos secundarios acaban siendo eclipsados por la eficacia del fármaco sobre los síntomas nucleares del TDAH. Sin embargo, la relación advertida entre la situación nutricional y el TDAH permite considerar la posibilidad de que no se trate de una mera casualidad, e incluso se podría llegar a pensar que la optimización nutricional de estos pacientes, además de soslayar los efectos negativos sobre la curva pondoestatural, podría contribuir a moderar su sintomatología clínica, aunque, obviamente, serían necesarios estudios prospectivos a largo plazo para corroborar esta hipótesis.