viernes, 17 de junio de 2011

UN SÍ A LA VIDA

Por favor, no hablemos de culpables. Es una enfermedad seria en la que subyace un trastorno de conducta alimentaria. A menudo se comenta que son enfermedades "buscadas", pero es una aberración excelsa llegar a pensar que una persona, individuo sano desde el punto de vista psicofísico, pueda desearse e inducirse a sí mismo una patología, de forma intencionada y dolosa.
Es más, ¿quién de nosotros no ha seguido nunca una dieta sin un control por especialistas? Por supuesto, es un grave error que hay que evitar, pues quien juega con fuego puede acabar quemado... Pero, no nos engañemos, no todo el que tontea con la comida desarrolla un TCA, al igual que no todo el que bebe es un alcohólico, ni todo el que fuma es adicto a la nicotina.
La diferencia está en depender o no de dicha conducta, manejar o ser manejado por la situación. Todos tenemos momentos de debilidad, en los que necesitamos UN APOYO, pero ... ¡cuidado!, puede suceder que dicho pilar deje  de ser apoyo para pasar a ser un lastre, una  cadena que nos esclavice y de por vida.
La adición se relaciona estrechamente con la anhedonia, la desmotivación, la pérdida del sentido de la vida. Es pues, la clave del tratamiento, encontrar ese aliciente personalizado que nos motive para tomar las riendas de nuestra vida. Quizás sea ineludible alejar esos duendes, obstáculos, miedos, obsesiones, exabruptos inherentes a todo camino, pero por favor, aspiremos a ser capaces de rehusarlos. Neutralicemos los malos pensamientos con una visión optimista, sensata, trascendental. Preguntémonos: ¿¿¿ASÍ SOMOS FELICES???. Si la respuesta es negativa y sincera, podemos convenir en que algo hay que cambiar. ¡Basta ya de engañarse a uno mismo! ¡Todos tenemos derecho a ser feliz!

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1 comentario:

Carmen dijo...

Hay que agarrarse a la FE, es lo único que nos puede sacar del problema, que es muy fuerte.