viernes, 24 de junio de 2011

LA TEORÍA CONDUCTISTA

El conductismo, de la mano de Watson, por primera vez concentra su interés en el estudio propio de la conducta, y su relación con el medio, rechazando el interés por la conciencia y la mente. En sus primeros momentos, esta teoría apunta a la aceptación de la validez de los principios del aprendizaje y de la modificación de la conducta, a través del aumento del repertorio de conductas deseables, o la disminución de las contrarias, usando procesos de reforzamiento o castigo heredados del condicionamiento clásico de Pavlov y el operante de Skinner, que entre sus principios y características se establecen las siguientes:
  • Determinismo: descubrimiento de las relaciones entre causas y efectos, para la prevención de determinados fenómenos.
  • Experimentalismo: cada cosa debe someterse a verificación experimental, lo cual derivará en la solución para cada problema.
  • Parcimonia: frente a varias teorías explicativas, el conductista sabrá elegir la menos compleja y la más apropiada, en especial frente la relación ambiente conducta.
  • Operacionismo: para que los conceptos sean validados en la práctica científica, estos deben ser traducibles en operaciones concretas.
  • Ambientalismo: busca en la interacción con el ambiente, la explicación de la conducta de un sujeto en determinada situación.
Aunque esta teoría fue tachada, en sus comienzos, de simplista y mecánica; hoy en día, la revolución conductual pretende dejar de lado la separación y el aislamiento característico de su primera etapa, y aspira a la generación de un paradigma de integración entre los métodos conductista y los no conductista, lo que se reflejaría en un enfoque más amplio y abarcador de la problemática biopsicosocial humana.

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